Domingo, 3 de abril de 2022
De 10:30 a 11:30. Auditorio N-103+N-104
Javier Aranceta Bartrina. PhD, médico especialista en Medicina Preventiva y Salud Pública.
Cada vez es más sólida la evidencia científica y epidemiológica sobre la relación entre distintos aspectos de la dieta como factores de riesgo o bien con potencial protector para la salud, entre ellas la salud visual.
A nivel global, unos 250 millones de personas sufren distintos grados de pérdida de visión. Entre las principales causas se incluyen las cataratas, la degeneración macular relacionada con la edad (DMAE), el glaucoma o la retinopatía diabética. En población de origen europeo se estima que, en mayores de 55 años, la degeneración macular es la principal causa de alteración grave de la visión. Todos estos problemas son mucho más frecuentes en las personas mayores, y con el progresivo envejecimiento de la población cabe esperar que el número de personas afectadas aumente progresivamente.
La etiología de las enfermedades oculares es compleja e intervienen múltiples factores, pero se ha implicado el estrés oxidativo como un mecanismo causal usual. El ojo es un órgano especialmente susceptible al estrés oxidativo por su elevado consumo de oxígeno, la alta concentración de ácidos grasos poliinsaturados y la exposición continua a la luz visible de alta energía. Esta combinación de factores favorece la formación de especies reactivas de oxígeno que pueden dañar los tejidos oculares. Desde hace tiempo se ha suscitado gran interés por investigar el papel de los antioxidantes vehiculados por la dieta y los potenciales efectos terapéuticos beneficiosos de la suplementación con vitaminas y minerales como estrategia coste-efectiva para la prevención y/o control de estos problemas.
En resumen, aunque todavía hay que seguir profundizando en los estudios que relacionen la dieta con la salud ocular parece razonable recomendar una alimentación equilibrada, basada en el modelo de dieta mediterránea con importantes aportes de vegetales y frutas frescas. En ocasiones los suplementos y algunos nutraceúticos pueden mejorar los resultados preventivos o la evolución de los procesos degenerativos.