1Profesor de la School of Optometry & Vision Science (Escuela de Optometría
y Ciencias de la Visión). Director del Centre for Ocular Research & Education
(Centro de Investigación y Educación Ocular, CORE).
Universidad de Waterloo, Ontario, Canadá.
2Jefe del equipo de Educación Profesional, científico clínico en el Centre for
Ocular Research & Education (Centro de Investigación
y Educación Ocular, CORE). Universidad de Waterloo, Ontario, Canadá.
3Profesor y director de Investigación en la School of Optometry & Vision Science
(Escuela de Optometría y Ciencias de la Visión), UNSW, Sidney, Australia.
4Profesor de Optometría, responsable de Optometría, responsable adjunto
de la División de Farmacia y Optometría, director de Eurolens Research.
Universidad de Manchester, Reino Unido.
5Vicepresidente asociado de Investigación y profesor.
Oficina del vicepresidente de Investigación y Escuela de Optometría.
Universidad de Alabama en Birmingham, Estados Unidos.
Las pruebas sugieren que la seguridad del uso de las lentes de contacto no se ha visto alterada debido a la pandemia y que las pautas de higiene adecuadas para el uso y cuidado de las lentes de contacto deben ser las mismas que las que siempre se han recomendado. Sin embargo, dado que el acceso a la atención ocular rutinaria y de emergencia puede ser sustancialmente diferente durante la pandemia, ¿qué deben tener en cuenta los profesionales de la salud ocular al hablar sobre el uso de lentes de contacto con sus pacientes?
Un aspecto clave es que los profesionales conozcan las indicaciones locales de atención clínica durante el curso de la pandemia y que actúen para minimizar el impacto de las incidencias clínicas relacionadas con las lentes de contacto en el sistema de atención sanitaria general, que puede verse afectado por el traslado del personal de la atención oftalmológica a otras áreas más directamente relacionadas con los pacientes de la COVID-19. Las implicaciones en este caso variarán necesariamente según las indicaciones locales y regionales. El servicio rutinario de atención oftalmológica ha quedado suspendido en muchos países, y las prácticas oftalmológicas han pasado a prestar únicamente servicios de emergencia.
En el Reino Unido, los profesionales deben esforzarse por tratar los casos dentro de un marco oftalmológico en lugar de derivarlos al Servicio Nacional de Salud siempre que sea posible. Esto podría incluir el contacto telefónico con los pacientes que informen de problemas con las lentes de contacto y/o una sesión de consulta por vídeo para permitir una selección y gestión rápidas, reduciendo la necesidad de sobrecargar a los demás profesionales clínicos en la práctica general o en los hospitales. Algunos casos puede que se gestionen mejor derivándolos a profesionales de la visión con licencia para ejercer como prescriptores independientes (profesionales de la visión con cualificación terapéutica). En otros casos, los servicios locales de enfermedades oculares menores (Minor Eye Conditions Services, MECS) pueden ser una vía de atención alternativa. En el marco de este servicio, se envía a los pacientes a profesionales de la visión locales debidamente acreditados que hayan recibido una formación reconocida en atención óptica avanzada y que puedan hacer un seguimiento para determinar si se requiere una derivación a oftalmología y, cuando sea posible y dentro del ámbito de su práctica, tratar enfermedades oculares menores. Es imprescindible que los profesionales de la atención óptica conozcan las opciones adecuadas lo antes posible para actuar rápidamente en interés tanto de sus pacientes como del sistema de atención sanitaria en su conjunto, y no empiecen a investigar las posibilidades solamente después de que un usuario de lentes de contacto informe de que ha sufrido algún tipo de complicación.
En EE. UU. y en otros países, es más probable que los profesionales de la visión capacitados para el tratamiento sean el primer contacto para los pacientes con lentes de contacto que presenten incidencias clínicas aunque, una vez más, la mayoría de las autoridades han exigido el aplazamiento de la atención rutinaria no urgente. También en este caso es necesario estudiar y adoptar medidas apropiadas cuando se dispone de un nivel reducido de atención oftalmológica rutinaria. En los países en que es menos probable que los profesionales y los técnicos en lentes de contacto ofrezcan asistencia clínica a los pacientes con complicaciones clínicamente significativas, deberían tenerse en cuenta una vez más las vías de gestión y el asesoramiento para reducir al mínimo el impacto en el sistema de atención sanitaria general.
Es especialmente importante durante la actual pandemia que los profesionales intensifiquen sus esfuerzos para proporcionar asesoramiento clínico a sus pacientes con el fin de reducir al mínimo las complicaciones asociadas a las lentes de contacto, entre otras cosas porque muchas partes del mundo se encuentran en distintas formas de confinamiento y puede resultar difícil incluso salir de casa para buscar asistencia. El enfoque más sencillo, según la recomendación de la Academia Americana de Oftalmología, sería dejar de usar lentes de contacto y volver a usar gafas durante ese período47. Sin embargo, dada la motivación personal nal que los pacientes puedan tener para usar lentes de contacto, o incluso los que usan lentes por una razón clínica (queratocono, por ejemplo), es probable que esta sugerencia no sea práctica para muchos usuarios de lentes de contacto. En Reino Unido, el Consejo Óptico General ha adoptado un enfoque pragmático para el uso y suministro de lentes de contacto durante la pandemia. Reconociendo las circunstancias sumamente difíciles y la necesidad de apartarse a los procedimientos establecidos48, han ofrecido orientación que permita a los profesionales aplicar un criterio profesional sobre la continuidad de los suministros de lentes de contacto, tras una consulta a distancia, incluso en el caso de prescripciones expiradas48. Esta acción debería reducir significativamente la tentación de los pacientes de usar las lentes más allá del tiempo de reemplazo recomendado. Los profesionales de la visión también deben actuar para garantizar que los pacientes reciban un suministro del tipo de lente que se les ha prescrito y comunicarlo adecuadamente, a fin de disuadir a los pacientes de buscar marcas de lentes alternativas (no prescritas) a través de los distribuidores de lentes en internet. En Estados Unidos, la Asociación Americana de Optometría señala que los pacientes deben ponerse en contacto con su optometrista si la prescripción de sus lentes de contacto está a punto de caducar, pero continúa mencionando que no se ha suspendido ni renunciado a ninguna norma federal relativa al proceso de verificación de la prescripción de lentes de contacto49.
Es importante recordar que, por cualquier medida absoluta, el uso de lentes de contacto es una forma segura de corrección de la visión para millones de personas de todo el mundo. Un examen de 1276 registros de usuarios de lentes de contacto blandas en 4120 visitas reveló que el 82 % no presentó ninguna complicación durante el período de observación de más de dos años50. Se entiende la frecuencia de las complicaciones más importantes como los casos de infiltrados corneales (CIE) y la queratitis microbiana. La incidencia anual de infiltrados corneales sintomáticos en el uso diario de lentes blandas reutilizables es de alrededor del 3%, y prácticamente inexistente en el uso de lentes desechables diarias51. La incidencia de infiltrados corneales sintomáticos en el uso prolongado es superior, con un riesgo de 2-7 veces mayor en comparación con el uso diario52-54. La incidencia anual de la queratitis microbiana (MK) varía según la modalidad, y es de alrededor de 2 por cada 10 000 usuarios de lentes blandas diarias55,56, aumentando a alrededor de 20 por cada 10 000 usuarios de lentes blandas de uso prolongado, independientemente del tipo de material55, 57-59.
Aspectos a tener en cuenta para asesorar a los usuarios de lentes de contacto.
¿Qué medidas pueden tomar los profesionales de la salud ocular para ayudar a los usuarios de lentes de contacto durante la pandemia?
Son bien conocidos los factores de riesgo que dan lugar a CIE y MK. Los riesgos relacionados con el desarrollo de CIE se resumen en el estudio exhaustivo de Steele y Szczotka-Flynn60, e incluyen factores no modificables como una edad más temprana (1,75- 2,61x), una prescripción de reemplazos más largos (=5D) (1,21-1,6x) y antecedentes de un episodio previo (2,5-6,1x), junto con riesgos modificables como el uso nocturno (2,5-7x), la biocarga bacteriana en la lente y los bordes del párpado (5-8x), y el tiempo de reemplazo de lentes reutilizables en comparación con las desechables diarias (12,5x). La queratitis microbiana se asocia con muchos factores similares, entre ellos el uso nocturno55, 58, 59, y para el uso diario, la mala higiene de las lentes y del estuche, la sustitución poco frecuente del estuche de lentes, la exposición al agua y el hecho de fumar61, 62. Los factores de riesgo de la queratitis microbiana en los usuarios de lentes desechables diarias son el uso más frecuente, cualquier uso nocturno, el lavado de manos menos frecuente y el hecho de fumar63. Si bien no es posible cambiar un factor de riesgo no modificable, como la edad de un paciente, existen importantes oportunidades para abordar los factores modificables (Tabla 1). Dada la reducida incidencia de infiltrados corneales en los usuarios de lentes desechables diarias50, 51, esta forma de uso de lentes parece idónea en un momento de escasa asistencia clínica. Algunos pacientes tienen suministros de lentes de contacto reutilizables y desechables de uso diario, y estas últimas se utilizan normalmente para hacer deportes o durante las vacaciones. Con un análisis adecuado por parte del profesional, se podría considerar en este momento la posibilidad de utilizar lentes desechables de uso diario.
Dejar de usar las lentes de contacto durante la noche, ya sea de forma planificada o accidental, reduce significativamente el riesgo de complicaciones con las lentes de contacto. Puede que algunos pacientes usen sus lentes principalmente con un uso prolongado por motivos laborales y es posible que ya no reciban los mismos beneficios si actualmente trabajan desde su casa. En tales situaciones, podría ser conveniente volver a un programa de uso diario, pero solo si el paciente tiene un régimen de mantenimiento adecuado y cumple adecuadamente con el uso correcto. De la misma manera, se podría aconsejar a los pacientes que habitualmente pasan del uso diario al uso prolongado (por trabajo u otras razones) que adopten una modalidad de uso diario rutinario hasta que se disponga de una atención clínica normal. Esos cambios en los horarios de uso de las lentes de contacto solo deben realizarse después de la consulta entre el paciente y su profesional de lentes de contacto.
La higiene escrupulosa de las manos junto con el uso correcto de las soluciones de mantenimiento, incluidas las soluciones multiusos con una limpieza adecuada de frotar y aclarar las lentes reutilizables, la limpieza diaria del estuche y la sustitución periódica del estuche de las lentes son todos cambios positivos que los profesionales de la visión deben recordar a sus pacientes en este momento. Asimismo, un punto importante es aconsejar que se evite el contacto con el agua para reducir el riesgo de queratitis microbiana, especialmente la queratitis por Acanthamoeba64, 65. Finalmente, y de acuerdo con el criterio general, cuando un paciente se encuentra mal, en particular con una infección de las vías respiratorias superiores, es el momento de dejar de usar lentes de contacto y volver a las gafas. El uso de lentes de contacto puede reanudarse con un par de lentes nuevas y, si son reutilizables, con un estuche nuevo, cuando se hayan recuperado.
El cumplimiento de las prácticas correctas de uso y cuidado de las lentes de contacto es un objetivo importante para la profesión en todo momento; sin embargo, se puede argumentar que durante el actual brote de SRAS-CoV-2 debería ser un área de mayor atención. La atención dedicada al lavado minucioso de las manos es relevante y un comienzo importante, pero para los profesionales de la visión es conveniente aprovechar este momento para ir mucho más lejos, volviendo a examinar la educación de los pacientes sobre el uso seguro y los hábitos de mantenimiento con el fin de reducir la posibilidad de que se produzcan complicaciones relacionadas con las lentes de contacto que requieran atención clínica. A partir de las pruebas examinadas en el informe completo1, existen cinco puntos clave que pueden ser útiles para que los profesionales de la atención ocular se comuniquen con los pacientes (Tabla 2). Además, se aconseja a los profesionales que busquen material de información orientada al paciente para recordarles las prácticas de uso y mantenimiento seguros, algunas de las cuales pueden encontrarse en un artículo anterior de Contact Lens Spectrum66, y en Reino Unido, la BCLA ha proporcionado asesoramiento para profesionales y usuarios de lentes de contacto67. También se puede obtener información a través de varias organizaciones profesionales y fabricantes de lentes de contacto, con contenidos que se pueden descargar gratuitamente, incluido un folleto que contiene los 5 consejos relacionados con la COVID-19 y los usuarios de lentes de contacto, en el sitio web de CORE Contact Lens Update (https://contactlensupdate.com/).
Conclusiones
En conclusión, hasta la fecha no hay pruebas que indiquen que los usuarios de lentes de contacto asintomáticos deban dejar de usarlas debido a un mayor riesgo de desarrollar la COVID-19, consejo del que se han hecho eco recientemente los CDC68. No hay pruebas de que el uso de gafas graduadas ofrezca protección contra la SARS-CoV-2 ni de que sea más probable que cualquier forma de material de lentes de contacto aumente o reduzca el riesgo de una futura infección por la COVID-19. Sin embargo, la información relativa a este nuevo coronavirus evoluciona a un ritmo rápido y los profesionales de la visión deben estar atentos a los nuevos descubrimientos que vayan surgiendo. Los profesionales deben estar atentos para recordar a los usuarios de lentes de contacto la necesidad de mantener buenas prácticas de higiene de las manos al manipular las lentes. Es importante centrarse en el uso de las lentes de contacto en plena conformidad y especialmente en los factores de riesgo modificables asociados con las complicaciones de las lentes de contacto durante el punto álgido de la pandemia, en que el acceso a la atención primaria y secundaria del cuidado visual puede ser sustancialmente diferente de lo normal, y los profesionales deben actuar para reducir al mínimo la carga del sistema de atención sanitaria general teniendo en cuenta las opciones clínicas locales. Se debe recordar a los pacientes la necesidad de tirar las lentes desechables diarias al quitárselas, la necesidad de una desinfección adecuada de las lentes reutilizables, incluido el paso de frotar y aclarar cuando sea indicado, y la limpieza y sustitución apropiada del estuche. Por último, y de conformidad con las orientaciones para otros tipos de enfermedades, en particular las del sistema respiratorio, ningún usuario de lentes de contacto con la COVID-19 activa debe seguir usando sus lentes de contacto. Este es el momento de dejar de usar lentes de contacto y volver a las gafas.
Agradecimientos
Con el respaldo de una beca educativa de la compañía CooperVision.
Conflictos de interés
Lyndon Jones y Karen Walsh son empleados del Centro
de Investigación y Educación Ocular (CORE) de la Universidad
de Waterloo. En los últimos 3 años, el CORE ha
recibido apoyo de investigación o honorarios de conferencias
de las siguientes empresas: Alcon, Allergan CooperVision, GL Chemtec, iMed Pharma, Johnson &
Johnson Vision, Lubris, Menicon, Nature’s Way, Novartis,
Ote, PS Therapy, Safilens, Santen, Shire, SightGlass y Visioneering.
Lyndon Jones es consultor y/o forma parte de un consejo
asesor de Alcon, CooperVision, Johnson & Johnson
Vision, Novartis y Ophtecs.
Karen Walsh ha recibido honorarios de Alcon, CooperVision
y Johnson & Johnson Vision.
Mark Willcox es consultor de Johnson & Johnson Vision,
CooperVision y Ophtecs. En los últimos tres años, ha recibido
financiación para la investigación o honorarios de
Alcon, Allergan, CooperVision, Ophtecs, Australian Biotechnologies,
Lumicare, Botanix y EcoAid.
Philip Morgan es director de investigación de Eurolens
en la Universidad de Manchester. En los últimos tres
años, Eurolens Research ha recibido financiación para
la investigación y/o honorarios de Alcon, AMCo, Cooper-
Vision, Essilor, Johnson & Johnson Vision, Menicon, RB,
Shire y Ultravision.
Jason Nichols declara a Alcon (investigación, consultoría),
Bruder Healthcare (investigación; socio de consultoría),
Allergan (consultoría, socio de investigación),
Kala pharmaceuticals (socio de investigación, socio de
consultoría), Olympic Ophthalmics (consultoría), Shire
(consultoría), Johnson and Johnson Vision (investigación),
Sun Pharmaceuticals (socio de consultoría), ScienceBased
Health (socio de consultoría), Oyster Point (socio
de consultoría), Sight Sciences (socio de consultoría),
Silk Technologies (socio de consultoría), Topivert (socio
de consultoría), TearSolutions (socio de investigación),
Tearfilm Innovations (socio de acciones).
Referencias
47 American Academy of Ophthalmology: Coronavirus eye safety. 2020; https://www.aao.org/eye-health/tips-prevention/ coronavirus-covid19-eye-infection-pinkeye: Accessed 24 Mar 2020.
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